En un intento por prolongar la vida útil de nuestro vehículo, el mantenimiento y la prevención resultan esenciales. De esta manera evitaremos futuros problemas más adelante, que en algunos casos pueden ser bastante costosos, pero en otros se presentarán como irremediables. De ahí la necesidad de efectuar revisiones periódicas, pero también de controlar los problemas desde sus inicios, ya sea en forma de ruidos inhabituales, activación de algún chivato o un rendimiento inferior a lo habitual.
Ese reconocimiento de las señales de advertencia tempranas nos exigirá actuar con cierta inmediatez para alargar la longevidad del coche. En el caso de no contar con los suficientes conocimientos, merece la pena acudir a tu taller de confianza para ponerlo en manos de profesionales.
Muchas de estas incidencias que sufren los vehículos no revisten de una cierta importancia a corto plazo, o al menos no impedirán que lo sigamos utilizando con normalidad. Pero con el tiempo pueden ir más y de lo que se trata es de minimizar al máximo cualquier tipo de avería o fallo.
Diagnosticar un problema del motor exige un enfoque sistemático para conocer con exactitud la causa del posible fallo. En ocasiones, al arrancar el coche ya notarás que algo no va bien, sobre todo cuando ese encendido no sea de forma directa, suave y a la primera. También se dejará notar con una especie de falta de energía, que se manifestará con una aceleración lenta, dificultad para subir cuestas o una sensación de que su rendimiento es más bajo de lo habitual.
Una posible causa puede ser un filtro de aire obstruido, que impide la combustión. Otra posibilidad es que haya un inyector de combustible defectuoso que provoque un suministro insuficiente de combustible.
El sobrecalentamiento del motor también supone un quebradero de cabeza para muchos conductores. Hay motivos para preocuparse cuando el indicador de temperatura asciende por encima de lo normal, sale humo por el capó y detectamos un olor a refrigerante quemado. Esto puede deberse a un termostato en mal estado que no regula el flujo de refrigerante, la falta de refrigerante o su fuga también estarían detrás de ese sobrecalentamiento.
Un problema menor que puede dejarte tirado en el momento menos esperado es la batería de coche. Es probable que acudas a hacer un recado y a la vuelta ya no puedas arrancar el motor. Se estima que su duración puede alargarse hasta cinco años, pero todo dependerá también del uso que se le dé.
Uno de los síntomas de que la batería se está deteriorando es cuando el vehículo arranque con cierta pereza. Le cuesta más de la cuenta ponerse en marcha. Para ello conviene fijarse también en la luz de advertencia en el salpicadero, que se encargará de avisarnos sobre un posible fallo.
Pero será más apreciable la incidencia cuando tarde más de lo habitual en arrancar. Conviene cambiarla lo antes posible.
Hay tres señales concretas que evidencian un problema en el aire acondicionado. En primer lugar, hay que detenerse en un mayor consumo de carburante. Si aprecias que el coche cada vez te gasta más de un día para otro, posiblemente este cambio esté motivado por un fallo en el sistema de climatización. Hay un truco para detectarlo, y es fijándose en la temperatura del motor.
Si una vez que se enciende el sistema de aire acondicionado aprecias como la temperatura sube y tarda bastante en descender, eso implicará que hay algún filtro roto que debería ser sustituido lo antes posible. En este sentido, conviene darse cuenta del enorme desembolso que supondrá para nuestro bolsillo debido al mayor consumo de combustible.
Un segundo detalle del mal funcionamiento del aire acondicionado será la aparición de malos olores. Notarás un hedor desagradable que surge de la acumulación de polvo y suciedad. El último indicio será la menor intensidad de potencia de ventilación. Apreciarás como apenas sale aire y que el vehículo no refrigera. Esto último, por lo general, se vincula a un mal estado del filtro, que necesita ser reemplazado.
La mayoría de conductores conectan su teléfono móvil al coche a través del Bluetooth nada más entrar en el habitáculo. Se trata de algo automático, aunque en ocasiones puede producirse algún tipo de fallo que nos impida disfrutar del uso del dispositivo.
Hay que probar como varias alternativas para recuperar la conexión. En primer lugar, vamos a optar por eliminar el móvil del listado de dispositivos que aparecen en el Bluetooth. Cuando se suprima habrá que hacer otra vez el emparejamiento de forma manual como la primera vez.
En otras ocasiones, la incidencia puede estar provocada por un pequeño despiste, como que el Bluetooth del teléfono no esté activado y eso impida la conexión entre los dos dispositivos. Hay que poner atención, además, en otros equipos que puedan encontrarse cerca y que interfieran en ese vínculo entre el móvil y el coche.
También puede ser una solución restablecer la configuración de redes y conectividad. El último remedio que proponen los expertos cuando no se trate de ninguno de estos fallos pasaría por probar a reiniciar el teléfono. Algunos de estos errores, por más vueltas que les demos, se acaban arreglando de esta forma. Por lo tanto, merecerá la pena probar.
Los vehículos diesel más modernos cuentan ya con Ad Blue, por eso conviene prestar atención al problema con el que pueden ocasionar graves averías. La entrada en vigor de la Euro 6 en 2014 obligó a este tipo de coches a instalar unos catalizadores de reducción selectiva con inyección de Ad Blue para rebajar las emisiones. Este líquido, al contactar con las partículas, origina una reacción química que neutraliza hasta un 90% los óxidos de nitrógeno.
Hay que decir que cuando hay una fuga ese líquido se solidifica, creando una sustancia sólida muy similar al cristal que llega a afectar a la centralita, el inyector, la bomba y otras zonas del catalizador.
Es probable que alguno piense que no ocurrirá nada en el caso de que deje de inyectar Ad Blue. Sin embargo, la mayor parte de vehículos están programados para no arrancar si dicho catalizador no funciona, ya que estaría contaminando más de lo permitido.
Hace unos años la industria del motor pareció tambalearse después de que hubiera una crisis con los microchips. Para algunos puede resultar un tanto desconocido, pero es un elemento imprescindible en unos coches cada vez más tecnológicos. Se tratan de circuitos integrados dentro de una estructura que están fabricados con un material semiconductor.
Adquieren una gran relevancia en todo aquello que cuente con electrónica, que es mucho en los coches de ahora. Esa escasez de microchips tuvo que resolverse con cierto ingenio por parte de los fabricantes. No les quedó otra solución que prescindir de determinados componentes que precisaban de microchips, como puede ser el navegador, y de limitar la producción de los modelos con menos demanda para destinar los recursos disponibles a los que supusieran unas mayores ventas.
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