Por norma general suelen utilizarse como sinónimos los términos autopista y autovía, aunque en realidad hay una serie de diferencias entre ellas que nos permitirán identificarlas una vez que nos metamos en carretera, como las nuevas señales de tráfico. España se encuentra a la cabeza de Europa en cuanto a número de kilómetros de autopistas y autovías, siendo el tercer país del mundo, solo por detrás de China y Estados Unidos.
Antes de señalar las diferencias entre autopista y autovía, sería conveniente conocer la definición de cada término.
La autopista es una carretera construida exclusivamente para la circulación de vehículos, que no dispone de acceso directo a las propiedades colindantes, no cruza ni es cruzada por ninguna otra vía a nivel y además se compone de cómo mínimo dos calzadas para cada sentido que se separan entre sí por medio de una mediana. Suele identificarse con las siglas AP, que llevarán a continuación un número en el caso de tratarse de pago. Pero no siempre se cumple esta norma, ya que las comunidades tienen la posibilidad de señalizarlo como deseen.
La autovía, por su parte, es una carretera que no alcanza las características de la autopista, pero que también disponen de calzadas separadas para cada sentido de circulación, carece de cruces a nivel y no dispone de acceso directo a las propiedades colindantes. Se señalizan con la letra A seguida de un número.
Qué diferencias hay entre una autopista y una autovía
Hay varios aspectos que comparten la autopista y autovía, pero también debemos tener en cuenta las diferencias.
La principal se localiza en el diseño. Las autovías fueron diseñadas sobre carreteras nacionales que en la década de los 70 y 80 empezaron a soportar un mayor volumen de tráfico. De ahí que este tipo de vías presenten curvas más cerradas y unos mayores desniveles en las pendientes en relación a las autopistas.
A ello se le añade que las autovías presentan unos arcenes más estrechos, con unos carriles de acceso y de salida más cortos, mientras que en el caso de las autopistas cuentan con una mayor longitud.
El diseño que tienen las autopistas, por su parte, facilitan que los vehículos puedan conservar una velocidad elevada y constante a lo largo del trayecto, por lo que las curvas serán más amplias. Por su parte, las de las autovías cuentan con un eje de giro más cerrado.
Las autovías son de libre circulación y el conductor, en ningún caso, se verá en la obligación de pagar. En el caso de las autopistas es preciso abonar peajes para circular por ellas. En lo que se refiere a la gestión, las primeras siempre serán propiedad del Estado o de las comunidades autónomas, por lo que su gestión es pública. En cuanto a las autopistas, son de concesión privada y la compañía que las gestiona tiene la capacidad de decidir si impone o no peaje a los conductores con el propósito de financiarse. Existe la posibilidad de que permitan el acceso libremente y recibir ese dinero por parte de la Administración, que es lo que se llama peaje en la sombra.
Hay un par de detalles más que diferencian a una autopista y autovía. Las autovías tienen la obligatoriedad de disponer de vías de servicio cada cierto número de kilómetros en los puntos de acceso a las zonas colindantes. Los automóviles que pretendan salir de la vía de servicio tiene la opción de realizarlo sin rebajar la velocidad en la propia autopista gracias a que cuentan con carriles de salida de gran longitud. Por su parte, en las autovías no hay obligación de disponer de vías de servicio, pero sí que pueden tener paradas de autobús, algo que difícilmente se verá en las autopistas.