Por muy previsores que seamos no siempre será posible evitar el tráfico intenso. Es algo que resulta muy habitual, sobre todo durante los periodos vacacionales o en las horas punta del día a día, cuando todo el mundo acude a sus trabajos o de regreso a casa. Ante una situación así, el conductor poco puede hacer. Según la guía del conductor, lo único que tiene en su mano es tratar de tranquilizarse y hacer todo lo posible para que el tiempo transcurra lo más rápido posible.
Para algunas personas supone una gran dificultad conducir en esas condiciones, con el tráfico lento y con una gran cantidad de vehículos circulando por la carretera. Hay la sensación de que el riesgo de accidente se multiplica. Lo único que queda es armarse de paciencia y tratar de relajarse para que el trayecto no se vea empañado por algún siniestro o discusión con otro conductor.
Hay varias estrategias a seguir para que esa situación no te desborde y te provoque una cierta ansiedad. Debemos ser capaces de gestionar mejor esa situación desde el punto de vista mental y posiblemente cambiar algunos detalles al volante.
Antes de emprender el viaje es necesario que analices la ruta a realizar, sobre todo si te resulta desconocida. Incluso si se trata del trayecto que realizas a diario para acudir a tu puesto de trabajo. Infórmate a través de los medios de comunicación o redes sociales de posibles retenciones por accidentes u obras.
De esta manera tendrás la posibilidad de buscar un recorrido alternativo que te llevará a tu destino sin necesidad de soportar tantos atascos. Aunque no sea posible en muchos casos, siempre se recomienda evitar las horas punta o los días de operación salida y llegada.
Hay personas que antes de salir de casa ya tienen en mente el posible tráfico que les puede estar esperando. Lo aconsejable es huir de esos pensamientos negativos. No dudes en recurrir a técnicas de relajación, como pueden ser respiraciones profundas durante un minuto, para bajar las pulsaciones y afrontar el trayecto que te espera por delante con más relajación.
El conductor, en todo momento, debe ir lo más cómodo posible, sobre todo en viajes largos o en situaciones que le exijan poner una mayor atención, como es lo que sucede con los atascos o tráfico denso. Para ello se recomienda colocar debidamente el asiento, para que la espalda pueda adoptar una postura recta, pero al mismo tiempo relajada. Es importante, además, que los espejos se encuentren correctamente regulados para que no haya que efectuar giros muy agresivos con el cuello.
En ese intento por buscar un estado de confort y relajación, también puedes poner la radio, tanto para escuchar música como para enterarte de las últimas noticias del día. Otros aprovecharán ese rato en la carretera para hablar por teléfono con amigos o familiares. En cualquier caso, hay que dejar claro en todo momento que no debe haber lugar a la distracción, ya que los cinco sentidos deben ponerse sobre el asfalto.
El conductor debe estar relajado, sobre todo si viaja acompañado por niños o viaja con mascotas. De lo contrario, ese estado de nerviosismo podría contagiar a los más pequeños y el desplazamiento podría hacerse más duro.
Hay varias maneras de que el tiempo les pase más rápido. Puede optar por cantar alguna canción con ellos, repasar la lección del colegio o utilizar algún dispositivo multimedia para que puedan hacer uso de él.
Recuerda que los adultos deben dar ejemplo y que somos un espejo en el que ellos se miran. Por eso, deben de llevarse a cabo unas conductas ejemplares, tanto en la conducción como a la hora de afrontar ese estado de tensión.
En caso de tráfico intenso, lo mejor es que se aminore la velocidad y la adaptemos a la situación que haya en ese instante. De esta manera nos resultará más fácil reducir la marcha y frenar, sin poner en peligro la vida de nadie. Por lo tanto, olvídate de pegarte al coche que tienes delante.
Al mismo tiempo, es preciso que seamos más precavidos. Deben evitarse las maniobras impredecibles o bruscas, además de estar pendientes de lo que vaya sucediendo en la carretera, tratando de adelantarnos a las posibles intenciones que muestren el resto de conductores. En ningún caso debe realizarse una conducción agresiva y a poder ser es preferible no hacer adelantamientos, ya que en muchos casos no implicarán un recorte de tiempo.
Además, en la medida de lo posible debemos comportarnos como un conductor solidario, que trata de facilitar la incorporación de otros coches y les pone las cosas sencillas a los demás.
Esas situaciones de tráfico denso son también una buena oportunidad para conducir de forma más eficiente. Es decir, utilizar marchas largas y evitar en todo momento frenazos y acelerones bruscos. En aquellos tramos de carretera en los que vayas a 50 km/ h no habría inconveniente en ir en quinta, prácticamente sin pisar el acelerador y con las revoluciones bajas. El consumo de combustible será mucho más bajo.
Cuando tengas que enfrentarte a un atasco en la carretera y compruebes que la circulación comienza a fluir, es importante que no te confíes. Lo más seguro es que unos metros más adelante tengas que volver a detener la marcha y si aceleras de una manera muy brusca existe la posibilidad de que colisiones con el vehículo de delante si no da tiempo a frenar.
Por lo general, a nadie le resulta agradable salir a la carretera y encontrarse con un tráfico intenso, que obligue a ir especialmente lentos. En algunos casos, las prisas pueden jugarnos una mala pasada y en ese intento por recortar unos minutos al reloj es posible que cometamos alguna imprudencia que nos salga cara, ya sea en forma de susto o de percance.
En algunos casos, conducir con tantos coches puede llegar a provocar una situación de ansiedad o de agotamiento físico o mental para el conductor. Sobre todo por la exigencia que implica ponerse al volante, donde debemos estar muy atentos a todo lo que sucede a nuestro alrededor, además de anticiparse a lo que vayan a realizar el resto de coches.
Es clave mantener la calma y la concentración para adoptar las decisiones más correctas en cada instante. Al final se trata de llegar a nuestro destino sano y salvo, y a poder ser de buen humor. Ya se sabe que una discusión de tráfico acaba cabreando a cualquiera y nos puede dejar un mal sabor de boca durante unas horas.
Tampoco hay que dejarse llevar por la negatividad. En caso de vernos envueltos en un atasco o en una carretera con tráfico denso, no nos queda más remedio que asumir la situación. A todo el mundo le encantaría llegar a su casa o lugar de destino lo antes posible, pero esos minutos de más los podemos aprovechar para descansar un poco o para planificar el día siguiente. Hay que tratar de sacarle el lado positivo a este tipo de escenarios.
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